Tiempo de perr@s

Me hacía mucha gracia cuando mis hermanos decían algo como “esto es una vida de perros” y cosas por el estilo. La verdad es que tengo que reconocer que tardé mucho en entender lo que significaba.

Al principio pensaba que era para demostrarme su cariño, tratando de decir que nuestras vidas eran iguales (porque realmente lo son, la verdad) pero me inquietaban esas risitas socarronas que seguían a sus palabras.

Se reían, sobre todo, cuando yo respondía diciendo: “sí, hermanito, yo tengo una vida de humanos”

Me enfadé mucho cuando me enteré que eso quería decir que era una mala vida. Fue mientras veía una película con la familia y alguien de la peli dijo que hacía un tiempo de perros, mientras caían rayos y truenos. Las risotadas y chanzas de mis hermanos atronaban más que los truenos de la tele cuando yo dije “mami, se han equivocado, porque el tiempo de perros es bueno, ¿verdad?”

Mi mamá me explicó que las cosas que decía la gente eran, en muchas ocasiones, frases hechas que no tenían demasiado sentido si las comparaba con la realidad. Me enseñó que todos los tiempos son buenos y que, igual que sale el sol, hay que agradecer la lluvia, la nieve y la música universal de las tormentas.

Me hizo darme cuenta de que es una verdadera pena que no haya una expresión como “hace un tiempo de humanos”. Gracias de nuevo, mami!

Ayer estaba distraída viendo dibujos animados y mi hermano me pidió que le dejase la tele para hacer una videollamada, por lo de la pantalla grande. Le dije que de acuerdo, pero que no me pensaba salir del salón. Refunfuñó un poco, pero me dejó quedarme. Me lo pasé bomba! Bueno, yo me lo pasé bomba pero él no tanto…

La videoconferencia era con esa chica a la que se empeña en acercarme cuando me acompaña en mis paseos, esa que lleva un perro que no me gusta nada (ya, ya sé que no me acaba de gustar ninguno)

Bolita jugando con su pelota mientras un tigre amarillo y negro la mira

Me encantó la llamada! La chica, que se llama Lola (igual que una galguita italiana que es un poco amiga mía) se pasó todo el tiempo hablando conmigo y le hizo muy poco caso a mi hermano. Le hizo mucha gracia que le dijese la poca confianza que me inspiraba su “Rambo” y me confesó que yo sí le gustaba a él, que por eso se ponía un poco nervioso en nuestros encuentros.

En ese punto de la conversación mi hermano me empujó con disimulo y me dijo “venga, triunfadora, rompecorazones, vete a dar una vuelta por casa a ver qué hacen los demás” pero le dije que no me apetecía, que estaba allí la mar de bien y que fuese él. Lola no podía contener la risa y mi hermano se puso rojo como una cereza. En ese momento me di cuenta de la causa de su invitación a irme pero, aún así, decidí quedarme.

Cuando acabó  la videollamada abracé a mi hermano y le dije: “hoy ha hecho un día de perros para ti, ¿verdad?”

Mi hermano también me abrazó fuerte sin decir nada

A veces entendemos el significado de las cosas cuando menos lo esperamos

Ladribesos

BOLITA