De amistades y nostalgias

Hoy he jugado un rato con mi prima Chiqui. Es también una perrita ratón de Praga. Nada que ver conmigo porque ella es como un tonelito, pequeñita y regordeta, cosa que no extraña a nadie porque no para de comer; es como una aspiradora, todo lo que cae al suelo…se lo zampa!

¿Veis como es verdad que mi prima Chiqui parece un tonelete? Es más ancha que larga

No me gusta especialmente jugar con ella porque es algo aburrida. Tiene aversión al deporte, no sabe saltar y huye todo pleito. Además, está mimada en exceso, es envidiosa y se empeña en querer las pelotas con las que yo juego; no importa cuál sea, ella siempre quiere la misma. Pero, en lugar de intentar arrebatármela, se va lloriqueando a su madre (mi tía Paquita) a pedir ayuda.


Debo reconocer que mis amistades son algo especiales; supongo que parte de la culpa de esta falta de habilidades sociales que me caracteriza se debe a mi pequeño tamaño, que hace que cualquier otro animal me parezca enorme. Verdad es que mi familia ha hecho muchos intentos por potenciar mi valentía pero no he conseguido dejar de temblar ante determinadas circunstancias. Por ejemplo con Cora, que es una perrita de aguas muy bien plantada, con sus rizos negros y esa fijación que tiene por zambullirse en todas las fuentes, muy simpática (como Cristina, su dueña) pero que cuando nos visita, se pone de píe a dos patas y parece el Yeti y entonces me empiezan a castañetear los dientes porque me da un miedo que para qué.

Cora, una perrita de aguas que, cuando se pone de píe parece el Yeti. Me impone en las distancias cortas, pero es realmente guapa
Con mi primita Chiqui, que me sigue porque quiere mi pelota amarilla
Pero no sólo me pasa con Cora sino que también me da miedo PITU, una Schnauzer mini, mimada y muy ligona, tan presumida, simpática y guapa como su dueña, Amparo.

En realidad me da miedo cualquier persona, animal o cosa que mida un par de centímetros más que una servidora. Pero eso sí, cuando mi mami habla por teléfono con las mamis de los y las demás, todos solemos ladrar fuerte para oírnos los unos a los otros. Lo malo es que, aunque las relaciones a distancia y por teléfono no se me dan mal, mi mamá me riñe y me manda callar porque dice que no la dejo hablar tranquila. Eso me deja casi-casi obligada a jugar con mi prima Chiqui, pese a que no es santa de mi devoción.

Aún así, tengo que reconocer que mi fondonceta prima es una perrita muy cariñosa y sin fobia a los niños, lo que la hace muy popular y siempre anda de brazo en brazo y de beso en beso. No he conocido un ser vivo que se deje querer con más facilidad que ella. Pero como me parece un poco aburrida, he acabado acordándome de mi mejor amiga y casi se me saltan las lágrimas.


Mi mejor amiga es una perrita rubia, cariñosa y juguetona que se llama Luna.

Aquí estoy con mi hermana LUNA. A veces pienso si ella se acuerda de mí alguna vez…

Con ella sí que me divertía, aunque también lloriqueaba cuando quería quitarme los juguetes y no podía conseguirlo (ya os dije que soy como una gimnasta olímpica!) Le gustaba correr, saltar, competir – aunque siempre perdía-y andábamos siempre juntas. De hecho, éramos bastante poco sociables con el resto del mundo animal. Pero hace meses que no la veo porque su madre (a la que yo quería casi tanto como a la mía) la separó de mí de golpe y porrazo.

Confieso que durante un tiempo pensé que había hecho algo malo pero mi madre dice que no tengo culpa de nada, que soy una perrita muy buena y que no debo preocuparme porque algún día volveré a jugar con Luna. Aunque soy curiosona, no pregunto motivos porque confío totalmente en mi mami y hay cosas que soy demasiado pequeña para comprender (o eso dicen) pero cuando crezca un poco más, preguntaré y os lo cuento. Prometido.

Los humanos, a veces, hacen cosas muuuyyy raras, la verdad…

Mi mami siempre dice que no merece la pena pelear porque “el que atesora rencores acaba siendo millonario en amarguras”

Hoy he jugado con mi prima Chiqui y he añorado a mi amiga/hermana Luna. Casi se me saltan las lágrimas. Puede que un día su mamá, esa a la que yo quería casi como a la mía, decida no ser millonaria en amargura y la vuelva a dejar jugar conmigo.

Antes de despedirme quiero deciros que, pese a la morriña, estoy emocionada y muy contenta porque viene en camino un nuevo miembro a la familia. Es divertido buscarle nombre…

Ladridos cariñosos…con el alma

BOLITA

Autor: Bolita

Hembra, feminista, solidaria, conciliadora, progresista y algo celosa. Opinadora de todo, incluso de mí

7 opiniones en “De amistades y nostalgias”

  1. ¡Vaya con Bolita! Ingeniosa, prudente, divertida y entrañable…¿ se puede pedir más? Te voy a hacer un club de fans. Eres mi perrita favorita.
    Sigue escribiendo, amando y ladrando con el alma mientras los corazones rencorosos atesoran amargura.¡Guapa!

  2. Maravillosa historia de amistad perruna. Verdaderamente vuestro corazón es mejor que el de muchos humanos.
    Preciosa reflexión : “quien atesora rencores acaba siendo millonario en amargura”
    Gracias, Bolita

  3. Hola Bolita , soy Pitu !
    En cuanto me vuelvan a dejar tan mona como en la foto nos vemos.
    No imaginas cómo me tienen en cuanto llega el calor.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *